La pasada semana se ha celebrado en Madrid el juicio contra Rita Maestre, actualmente concejala del Ayuntamiento de Madrid. Como es sabido, la señora Maestre participó en el asalto a la capilla por del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid en 2011. En el mismo, un grupo de jóvenes irrumpieron en el recinto católico profiriendo gritos amenazantes, empujando al capellán y desnudándose de cintura para arriba.
Más allá del juicio y la declaración de la concejala Maestre, en el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia nos hemos querido detener en el trasfondo de los hechos, que no son tan mediáticos como el asalto a la capilla pero presentan, a nuestro juicio, la misma o mayor gravedad.
Así, hemos recopilado las «justificaciones» más o menos intelectuales que se han ido divulgando para absolver a Rita Maestre y sus colegas de su juvenil radicalismo. Por ejemplo, en declaraciones realizadas a la revista Vanity Fair en junio de 2015, la flamante concejala del Ayuntamiento de Madrid afirmaba lo siguiente:
Una universidad pública no es un lugar para una capilla. Es una reliquia franquista. Son espacios infrautilizados y hay una falta endémica de aulas. Así que la reivindicación no tenía nada que ver con la religión católica sino con hacer ver que ese no era un lugar para una capilla.
Y esta misma semana, la escritora Elvira Lindo escribía una crónica en El País según la cual Rita Maestre andaba por 2011 inmersa en las movilizaciones universitarias contra el Plan Bolonia y una mañana, al llegar a clase, se encontró con que se estaba preparando una «movida». Y se unió a ella afirmando que «fuimos marchando por el campus y finalmente entramos en la capilla de la Complutense. Allí se gritaron consignas en contra de la intromisión de la Iglesia en las instituciones públicas. Yo me limité a mirar y a flipar con lo que ocurría».
Por su parte, el Huffington Post, un digital conocido por su anticlericalismo, se dedicaba a analizar (con un afán verdaderamente inquisitorial) la trayectoria profesional del bufete de abogados que ha sentado a Rita Maestre en el banquillo. Finalmente, El Periódico hacía recuento de las capillas católicas existentes en universidades públicas de la Comunidad de Madrid dejando entrever que ese era realmente el problema grave.
En definitiva, detrás del caso Maestre está una ofensiva cuyo objetivo es expulsar del espacio público a los creyentes en cuanto tales. Los espacios religiosos en lugares públicos, ya sean universidades o centros hospitalarios, son fruto del acuerdo entre instituciones estatales o autonómicas y responden a la demanda real de personas que quieren acudir a sus lugares de culto.
La señora Maestre, según ha expresado públicamente, no volvería a entrar de forma agresiva en una capilla católica. Nos alegramos enormemente de su rectificación pero el perdón que se le quiera otorgar no le exime de la justicia que se le deba aplicar.
Pero, más allá del juicio y su desenlace, insistimos, una vez más, que lo que está en juego es la Libertad Religiosa y el respeto a la presencia de los creyentes en los espacios públicos. Y por esa Libertad debemos trabajar si no queremos ser relegados a recintos privados donde no se nos vea ni se nos pueda oír.