¿Quieres saber más sobre las leyes de blasfemia? Lee este artículo

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Nuestra voluntaria María de la Maza nos envía este artículo sobre las leyes de blasfemia y la comparación entre España y Pakistán. Esperamos que sea de vuestro interés:

«En este artículo, que es un resumen de mi trabajo final de grado, trato el tema de la blasfemia, pues es sumamente actual e interesante, a la vez que desconocido. El término tal vez nos recuerde a épocas pasadas, pero lo cierto es que sigue estando a la orden del día: en algunos países es un delito penado incluso con la cárcel y la muerte.

Sin duda las religiones tuvieron un papel importante en la interpretación. cuando empecé a pensar en el tema una de las primeras que busqué fue si los delitos relacionados con la blasfemia se daban solo en el mundo musulmán. Y la respuesta es negativa, lo que sí que se da es una interpretación totalmente diferente a la que podemos ver en los países europeos, básicamente porque en unos y en otros se interpreta la libertad religiosa y de expresión desde puntos de vista distintos o incluso opuestos. Una de las causas es la manera en que se entiende la relación entre el Estado y la religión, el papel que debe tener Dios en la vida pública, es decir, la laicidad.

Creo que es importante hablar de la primavera árabe, por ella se han dado dos situaciones. Por un lado, más conocimiento sobre la realidad política, religiosa y económica de los países árabes. Y esto incluiría más información sobre el respeto de los derechos humanos y la libertad de sus ciudadanos, donde estaría incluida la blasfemia. Por otro lado, con el aumento del fundamentalismo y de la toma de poder de grupos yihadistas, se ha dado un auge de la vulneración de los derechos relacionados con la libertad de expresión y de credo. Es necesario señalar que una de las consecuencias de esta revolución ha sido mostrar la realidad y hacer que la gente se interese por la situación de otros países, como es mi caso.

Hablo en este artículo de la blasfemia en relación con la libertad religiosa y de expresión de dos países, uno árabe y de raíces islámicas como es Pakistán, y otro del continente europeo y de base cristiana, como es España.

Mi interés y sensibilización con la situación de estos países no nace solo por la primavera árabe, más bien lo hace por la cristiana pakistaní Asia Bibi, en la cárcel desde el año 2009, condenada a muerte por una supuesta blasfemia. Fue primer caso relacionado con la libertad religiosa que llamó mi atención y su situación, así como el tema, no ha dejado de interesarme. No es fácil encontrar información completa sobre casos similares debido la censura de algunos países como Pakistán, pero en un artículo de la web aciprensa, “Pakistán: Urge derogar polémica ley de blasfemia”, se leen los siguientes datos: “En Pakistán desde 1987, 200 cristianos, 633 musulmanes, 494 ahmadíes y 21 hindúes han sido acusados de delitos relacionados con la ‘blasfemia’” (Pakistán, 2015). Puede que las cifras bailen un poco, pero son cercanas a la realidad. La inquietud de saber más sobre esta situación es la causa y justificación de mi trabajo de fin de grado.

Mi hipótesis en la investigación planteada es la necesidad de adaptación de las leyes antiblasfemia a los dictámenes internacionales y la reinterpretación del concepto de “blasfemia” adaptándolo a las circunstancias de nuestros días, haciendo que de esta manera la ley sea justa y democrática, facilitando el respeto y la no vulneración de los derechos fundamentales tratados, necesidad que urge en relación a las leyes de Pakistán.

Lo primero que se constata es que la religión, sobretodo cristianismo e islam, han influenciado la tipificación de delito actual de las ofensas e injurias contra Dios, contras las creencias, las cosas santas…. Pero hay una clara diferencia entre las leyes de España y las de Pakistán, sobre todo en lo que se refiere a las condenas y a la repercusión en la ciudadanía. Por otro lado, la mayoría de organismos internacionales en la actualidad abogan por la derogación de las leyes antiblasfemia, en especial se han pronunciado sobre la de Pakistán por su extrema dureza, no así sobre las leyes de España. Aunque algunas personas han pedido que se supriman dichos artículos de nuestro Código Penal, en realidad estos se enmarcan dentro del derecho a la libertad religiosa y no se ha dado por el momento un abuso de la ley. En España los tribunales, en su inmensa mayoría, cuando se han dado casos de ofensas religiosas, han optado por hacer que prevalezca la libertad de opinión y la crítica.

Vemos que en Pakistán la ley anti blasfemia lleva a cometer, según mi punto de vista, lo que los expertos llaman “hatecrime”: son los tipos delictivos originados por intolerancia hacia el diferente y permisividad hacía quien actúa de esta manera. Es cierto que quizás la mayoría de políticos pakistaníes no atacan directamente a las personas de confesiones religiosas diferentes, pero tampoco hacen una defensa abierta, ni castigan a aquellos que los atacan, los acusan de haber ofendido al islam y presionan para su condena, lo que produce un clima abierto de intolerancia y miedo.

Por otro lado, también aplico la misma premisa a la población de Pakistán, en su inmensa mayoría practican el Islam y algunos se han pronunciado en contra de esas leyes, luchan para que hayan reformas, para que se despenalice ese delito, se indulte a los encarcelados, han salido a la calle…Pero también son víctimas del miedo y de la presión del sector fundamentalista, que ya ha demostrado que todo aquel que ose oponerse a su ideario puede sufrir las consecuencias y pagarlo con su vida, como el gobernador Taseer de Punjab que defendía a la cristiana Asia Bibi.

La libertad de expresión la entendemos como ese derecho de las personas a opinar y manifestar lo que piensan sin miedo a coacción de otro ciudadano o del poder político, y mediante cualquier medio licito, tanto oral como escrito. Primero es un error hablar de casos de “blasfemia” en España, es más correcto hablar de ellos como de “ofensas a los sentimientos religioso”. Por otro lado, cuando se han dado situaciones de esta clase en nuestro país siempre ha habido cierto revuelo, por lo menos en algunos sectores, pero siempre han mostrado su rechazo a ello y pedido respeto de forma pacífica y dentro de los cauces permitidos por la ley: manifestaciones, peticiones, recogidas de firmas… Además, a pesar de la crisis que está pasando España y de la clara necesidad de regeneración política, somos una democracia donde hay respeto hacia la libertad de expresión y la religiosa de todos sus ciudadanos.

Otra diferencia clara con Pakistán la vemos en las penas aplicadas: las sentencias pakistaníes son desproporcionadas en relación al objeto que persigue; intentado salvaguardar las creencias de sus ciudadanos lo único que consiguen es dañar los derechos fundamentales y básicos. Sin duda, hasta que Pakistán no haga una reforma o elimine la ley anti blasfemia, apueste por una separación clara entre religión y Estado, deje de ceder ante los fundamentalistas, defienda a los reformadores y a las minorías, es muy complicado que la estabilidad democrática avance. Recordar que hace tan solo tres años tuvo lugar el primer traspaso de poder democrático entre presidentes. Está claro que hasta que no se apueste por la democracia y lo que ella conlleva, es complicado que no se vulneren las libertades tratadas.

Con la libertad religiosa pasa lo mismo que con la de expresión, en Pakistán se usa dicha ley para reprimir a aquellos que “molestan”, que desafían al poder o que simplemente pertenecen a minorías religiosas como la cristiana o la hindú, sin que el gobierno actúe de forma contundente para defenderlos. Además, la ley electoral pakistaní, que separa por religiones, tampoco favorece el desarrollo de la democracia. Creo que para que esto sea posible es necesaria más contundencia de la comunidad internacional y más compromiso con los derechos y con las minorías religiosas».


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