En las campañas electorales del último año los partidos más laicistas, especialmente PSOE e Izquierda Unida, han enseñado los dientes para amenazar a la Iglesia y a los católicos a sabiendas de que lo que pretenden es vulnerar la Libertad Religiosa. Hay que reconocer que Podemos no enarboló inicialmente la bandera anticlerical pero con el tiempo y, una vez superadas con éxito las convocatorias electorales, ha iniciado su destape ideológico sin tapujos.
Y así, las noticias de los últimos días nos muestran que las amenazas a la Libertad Religiosa, en este caso de los católicos, empiezan a traducirse en hechos. Entre ellos, asuntos tan sensibles como la supresión de la financiación pública de los servicios religiosos católicos en la sanidad pública. Ese ha sido el acuerdo entre el PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha, compromiso que se elevará al Gobierno de la Nación al tratarse de una medida incluida en los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979.
Ambos partidos han decidido congelar en 2016 el presupuesto destinado a la educación concertada, mayoritariamente católica por cierto. En este punto lo que está en juego también es la Libertad Religiosa pero a ella se suma otra Libertad, la de educación. Porque si no hay enseñanza concertada se impone un único modelo educativo.
El otro gran objetivo de la izquierda, envalentonada ahora con Podemos, es reclamar a la Iglesia Católica los bienes que son de su propiedad y ha ido registrando. El Parlamento de Andalucía acaba de rechazar, con la abstención del PSOE y Ciudadanos y la oposición del PP, la propuesta de Podemos de reclamar a las diócesis y órdenes religiosas sus bienes que según los podemitas, pertenecen al «pueblo» al que ellos representan más que nadie, como es sabido. Así que una vez finalizadas las campañas electorales y obtenido una cierta cuota de poder, llega el momento de ejecutar los programas y hacer realidad los deseos.
Para los ciudadanos, entre los que nos encontramos los que formamos el Observatorio para la Libertad Religiosa, llega la hora de la verdad: o nos sometemos a la ofensiva laicista o presentamos batalla en defensa de la Libertad Religiosa, de nuestra libertad concreta para creer y actuar y ser escuchados sin miedo ni cortapisas.
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